Cambia todo cambia

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El mundo cambia. Cambian los mercados. Cambian las modas. Cambian las modalidades laborales. Cambia, todo cambia. La tecnología nos cambia. Aún así, me encuentro con muchas organizaciones donde veo serias dificultades para cambiar. O, por extraño que parezca, con personas dentro de las organizaciones que intentan frenar los cambios. Lo hacen a través de políticas, procesos o simplemente declarando «las cosas se hicieron así y se seguirán haciendo así». Límites. Frenos. Como quién ve en el cambio un enemigo del que hay que protegerse.

Pero aislarse del cambio no parece ser una buena estrategia cuando de sobrevivir, y continuar creciendo, se trata. Hoy en día es muy difícil encontrar una industria a la que no le llegue su «Netflix» o su «Uber», por más altas que sean las barreras y muros que se coloquen. Porque en el fondo lo que está cambiando son los hábitos de las personas. Y dificilmente el deseo de una organización pueda impactar en un hábito.

Por el contrario, adaptarnos a los cambios suele darnos una ventaja competitiva. Y propiciar el cambio, ser un agente de cambio, más aún. Incorporar cambios a nuestros productos, servicios, procesos, o enfoques de trabajo nos ayuda a mejorar. Nos da la potencialidad de llegar a nuevos clientes. A mercados no explorados.

Innovación y cambio

La innovación juega un rol muy importante en ese sentido. Innovar nos permite cambiar, transformarnos. Nos ayuda a distinguirnos, lo que en un mundo globalizado y cada vez más competitivo no es algo menor. Innovar no es una moda. Es una estrategia.

Innovar no es una moda. Es una estrategia.

Innovar es algo concreto y alcanzable por la mayoría de las organizaciones, más allá de la industria, ubicación, o tamaño. Los que utilizamos procesos como Design Thninking, solemos decir que la buena innovación se compone de 3 partes: deseo, viabilidad y factibilidad. Es decir, innovar en las organizaciones requieren pragmatismo y resultados concretos. Se necesita que haya un cliente que desee aquello que innovamos, que sea viable desde la perspectiva económica, y que sea factible de llevar a la práctica.

Innovar en las organizaciones

¿Cómo logramos innovar en las organizaciones? Hay muchos marcos y procesos distintos para la innovación. Nuevamente, Design Thinking nos da su aporte. Para innovar en la práctica se requiere trabajar sobre las personas, los espacios y los procesos. En su conjunto, lo que debemos desarrollar dentro de la organización es un modo de pensar (Mindset) distinto: más exploratorio, con menos necesidad de certezas, con capacidad de probar y aprender, con visión de la necesidad del cliente. Empatizar, generar conexión y empatía. Conocer más profundamente los problemas.

La mejor forma de comenzar a innovar es simplemente, haciéndolo. Por ejemplo, buscando un problema que se repite en la organización, armando un equipo de trabajo que dedique tiempo a entenderlo, definirlo claramente. Y luego, generar ideas, muchas y variadas, para luego seleccionar las mejores y que más rápido podamos implementar en pequeñas soluciones. Y por último, probarlas, validar los resultados y eventualmente, repetir.

Conclusiones

No hay excusas para no innovar en nuestras organizaciones. El futuro se construye a partir de acciones en el presente. Dedicar una parte de nuestros recursos (tiempo, dinero, personas, etc.), por más pequeña que sea, a la innovación le dará a nuestra organización una oportunidad para sostenerse en un futuro donde el constante cambio será lo único que no cambie.

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