Tanto en los cursos de dirección de proyectos con abordajes tradicionales, como los ágiles, me suele suceder que al finalizar los estudiantes me plantean: “bueno, ¿y ahora que terminé, con qué otro curso debería seguir?”.
Continuar aprendiendo es una necesidad de todo profesional. No sólo porque permanecer actualizado de la disciplina en que trabajamos nos vuelve más competitivos frente al mercado, sino porque el aprender nos permite ampliar nuestra percepción de la realidad y por ende, crecer como personas.
Tanto si realizaste una certificación PMP, si sos Scrum Master, o si, en general, realizaste cursos vinculados a la gestión de proyectos, la siguiente lista de recomendaciones puede servirte para planificar tu formación para el año próximo:
- Nutrirse de lo complementario / aprender de lo que es distinto: Si tu formación es en proyectos con abordaje tradicional (PMBOK) te recomiendo que te introduzcas en el mundo ágil. Lo contrario, también es válido. Aún cuando la organización en la que trabajes tenga una definición tomada, verás que los nuevos conceptos te darán una perspectiva más rica de lo que ya aprendiste. La posibilidad además de compartir la experiencia con otros estudiantes te brindará la posibilidad de establecer contactos, y aprender de la realidad de los otros.
- Habilidades blandas: Gestionar proyectos y equipos es una actividad social, donde las comunicaciones tienen un impacto definitivo. Cursos de resolución de conflictos, oratoria, desarrollo de equipos, comunicación efectiva, etc. pueden potenciar tus habilidades comunicativas y volverte un líder más completo.
- Aprender algo nuevo: Muchos son los estudios que demuestran que aprender e incorporar nuevos conocimientos ayudan a mantener nuestra mente sana y activa. Además, es sorprendente como hasta los temas que consideramos más alejados de nuestra realidad pueden enseñarnos cosas que tienen aplicación directa en nuestro trabajo. Estudiar música, practicar un deporte, aprender a cocinar, por ejemplo, son actividades que nos permiten distendernos, bajar nuestro nivel de estres y desarrollar nuestro foco y disciplina.
Por supuesto, siempre es importante recordar que todos los proyectos son únicos. Lo mismo el contexto en que se aplican (organización, industria, cultura, etc.). Si bien las prácticas acá descriptas pueden ser beneficiosas para un gran abanico de proyectos, existirán algunos en los cuales sí sea importante y necesario tener una planificación extensiva. Nuevamente, la clave está en identificar las particularidades y utilizar aquel enfoque que mayores beneficios nos otorgue.