Hace un tiempo vengo reflexionando que, en entornos ágiles, suele haber una sobre-ponderación al rol del Scrum Master o del lider “facilitador” por sobre el del equipo. Tal vez tenga que ver con el “marketing” de las certificaciones, y el “gancho” que genera la palabra “líder” “Gerente” o “Master”, y que en parte está potenciada por las áreas de reclutamiento, las entidades certificantes, y la visión tradicional que aún existe en muchas organizaciones sobre el “Management”.
En los métodos ágiles, la unidad fundamental para la construcción de valor (sea en forma de proyectos, productos, servicios o procesos) es el equipo. Si bien muchas veces, se hace énfasis en la figura del Scrum Master, o el líder, en realidad ellos son actores secundarios al momento de ejecutar. La capacidad del equipo, medido en términos de conocimiento, esfuerzo y ejecución es siempre superior. Si realmente queremos que el paradigma de la auto-gesión se afiance, es el equipo quién siempre debe definir cómo distribuir y llevar adelante las distintas actividades y comprometerse colectivamente a la generación de los mejores resultados posibles.
Es el equipo quién también encontrará obstáculos en el camino, como indefiniciones, falta de conocimiento o conflictos inter-personales. Y como equipo, deberá aprender a sortearlos para lograr aprendizaje y efectividad. Si el rol del líder se vuelve más importante que el del equipo, corremos el riesgo de que este empiece a ejercer cada vez más control sobre el mismo, dejando de ser un facilitador, para ser un distribuidor y controlador de tareas. Parte del rol del Scrum Master es trabajar permanentemente en hacerse prescindible, y nunca un cuello de botella.
Parte del rol del Scrum Master es trabajar permanentemente en hacerse prescindible
Es cierto que una organización nueva en el mundo de la agilidad, quizás muy tradicional en su estructura, o en proceso de transformación hacia el paradigma ágil, seguramente requiera (y mucho!) de Scrum Masters o coaches, pero a la larga, la meta debería ser que los equipos logren un alto desempeño y sean capaces de auto-organizarse más allá de estas posiciones.
Lo dicho anteriormente no implica en modo alguno que no se requieran líderes. Por un lado, porque el auto-liderazgo es esencial para que los equipos logren auto-organización: difícilmente un equipo pueda tener auto-regulación si sus miembros no son capaces de organizarse. Por otro, porque en muchas organizaciones seguirá siendo necesario que algunas personas miren “el todo” (aunque no necesariamente tengan que ser “gerentes”; podrían ser simplemente voluntarios o comunidades internas).
El rol de los líderes sigue siendo clave para el desarrollo y la construcción de metas, objetivos y contextos organizacionals. Es a partir de ellos que se da el alineamiento fundamental para que la autonomía de los equipos converja con los propósitos de la organización.
¿Que opinas? Me interesan tus comentarios!