El estilo tradicional con el que muchas organizaciones aún son lideradas, ya no resulta efectivo. El líder que comanda y controla ya no puede dar las soluciones que la complejidad de las organizaciones modernas requiere. El aporte individual, aún el de los mejores líderes, no puede competir contra el poder combinado de muchas personas, conformando redes y equipos. Es el turno de la economía colaborativa. De la flexibilidad laboral y del cambio acelerado. Hoy más que nunca necesitamos nuevos modos de pensar y entender la realidad. Es momento de evolucionar; de ver a las organizaciones como sistemas vivos y al liderazgo como generador de propósitos y significados. Un liderazgo que se inicia en el desarrollo personal, en la búsqueda de valor y propósito y, que través del mismo, expresa valor en sus acciones y resultados. El líder consciente es aquel que mantiene en todo momento el foco en la relación, en la comunicación y en los resultados. Combina honestidad, integridad y responsabilidad en cada una de sus interacciones, y en el cumplimiento de las metas que persigue.