“El proyecto es clave para la compañía. Su objetivo es la construcción de un nuevo producto. Tanto los usuarios clave como el equipo de proyecto se han juntado infinidad de veces. El alcance inicial fue planteado cuidadosamente. Luego se analizó y detalló el requerimiento. Aprobado éste, se generó un diseño, el cual también fue validado por los distintos interesados. Luego, de acuerdo a la planificación, se pasó a la etapa de construcción. Pasado ese plazo, se logró un producto acabado y listo para ser probado por los usuarios.
El equipo de proyecto se junta con los usuarios para mostrarles el producto. Si bien hubo algunos problemas a lo largo de todo el desarrollo, están orgullosos del trabajo efectuado. Técnicamente es un producto brillante. Sin lugar a dudas, es un trabajo bien realizado y esperan que así sea percibido por el usuario.
La reunión de presentación del producto, sin embargo, dista de ser un éxito.
Los usuarios encuentran numerosas fallas y críticas. Dicen que el requerimiento fue mal interpretado. Que el diseño que ellos aprobaron es diferente a lo que el equipo construyó. Que no hay manera de que alguien use ese producto. Que el proyecto, como tal, es un fracaso.”
Todas las personas que trabajamos en proyectos nos hemos encontrado con situaciones similares a las descriptas. Proyectos donde, a pesar de cumplirse con los costos, plazos y alcances planificados, el producto obtenido no satisface las expectativas del usuario final.
¿Es posible evitar este tipo de situaciones? En mi experiencia, sí. Enfoques innovadores en gestión de proyectos y desarrollo de productos, como las prácticas ágiles, Lean y Design Thinking ofrecen un conjunto de prácticas y procesos que pueden ayudar a mejorar los resultados de los proyectos. A continuación enumero algunos de estos elementos:
- Desarrollo iterativo-incremental: es una manera de avanzar sobre seguro, validando en forma frecuente la expectativa del usuario respecto al producto que se está desarrollando, reduciendo el tiempo de generación de producto mediante el desarrollo de productos intermedios funcionales y adaptándose en forma dinámica a la necesidad de la compañía.
- Equipos fortalecidos: darle el poder de decisión a las personas que tienen el conocimiento y la información para hacerlo. Dejar de lado las estructuras verticales y rígidas, en las cuáles se separa la ejecución, de la decisión. Lograr en cambio equipos autónomos, con capacidad de decidir apoyados en evidencia, fuertemente alineados con la necesidad de los usuarios.
- Empatía: una manera de entender las necesidades de los usuarios de un modo holístico, más abarcativo y humano. Cuanto mayor sea la empatía del equipo del proyecto hacia los usuarios, más alineado estará el producto con su expectativa y mejores serán los resultados del proyecto.
El desafío pasa no sólo por hacer uso de estos elementos sino por creer en ellos. Lograr una cultura organizacional en la que los proyectos sean vistos de forma sistémica, dándole importancia al contexto, los objetivos estratégicos y las necesidades de las personas como un todo, es la puerta para lograr un proceso sustentable de dirección de mejores proyectos.
Autor: Ing. Ezequiel Kahan – Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción sin el expreso consentimiento del autor.
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